lunes, 23 de enero de 2012

LA REINA.2


2.¿CAPAZ O INCAPAZ?
Abrí los ojos, pero seguía sin ver nada, asíque pestañeé en un intento de recuperar mi vista, hasta que finalmente me di cuenta de que tenia los ojos vendados. Estaba asustada, recordé cuando le solía decir a Ron que las cosas me asustaban, echaba de menos esa sensación, pues no se comparaba al miedo que sentía en estos instantes. Intentaba gritar, pero no me salían las palabras, tenía un nudo en la garganta y no era capaz de pensar. Las lagrimas empezaron a caer sin cesar de mis ojos, y no podía moverme. Estaba tirada en el suelo, en una posición bastante incomoda, apoyada contra una columna fina de madera, mis brazos estaban echados hacia atrás, rodeando la columna y atados por una cuerda. Intentaba soltarme, pero solo conseguía ponerme en una posición aun mas incomoda, o rozar mis muñecas contra las cuerdas provocándome heridas. Una vez me di por rendida, eche la cabeza hacia atrás apoyándola contra la columna, suspire y finalmente recupere las fuerzas suficientes para gritar. Gritos inútiles como “socorro” o “ayuda” alternándolos con frases aun mas ridículas como “¿hay alguien ahí? Situaciones como estas son las que hacen ver lo incompetente que puede ser el humano cuando esta solo. ¿Hay alguien ahí? Estoy segura de que me responderían ¡JA!

Intente calmarme, entonces oí como una puerta se abría y el sonido de unos pasos me advertían de que alguien se acercaba a mi despacio.
-      - ¿Hola?- Dije con un pequeño hilo de voz.- ¿Quién eres?

Solo se escucho una risa.
-       -Esta broma no tiene gracia.
-       -¿Broma?- Era una chica.- Dime Virginia, ¿esto te parece un juego?
-      - No es real.- Dije asustada.
-       -¿Real?- Volvió a reírse.- ¿Hay algo real en tu vida? ¿Tu? ¿Tu eres real? ¿Tus amigas? ¿Vuestros juegos?
-       -¿Quién eres?
-       -No reina, no me conoces, pero yo a ti si.
-      - ¿Qué es lo que quieres de mi?
-       -Quiero jugar a un juego, ¿te apetece jugar? Quiero decir, ¿capaz o incapaz?

“¿Capaz o incapaz?” era lo que siempre decíamos mis amigas y yo cada vez que proponíamos un reto, siempre teníamos que ser capaces. No gesticule, ni dije una sola palabra.
-       -¿No es eso lo que decís tu y tus amiguitas? Dime Virginia ¿capaz?
-       -¡Incapaz! ¡Déjame en paz!

Me pego con todas sus fuerzas en la mejilla.
-       -Respuesta incorrecta. La próxima vez que tu respuesta no me guste, te pasara algo realmente malo.
-       -Capaz.- Susurre finalmente.
-       -¿Te gusta jugar verdad?
-       -¿De que trata el juego?
-      - Es una venganza y la venganza se sirve en un plato frío. Vas a contármelo todo acerca de ti y tus amigas. El juego es sencillo…
Hubo un breve silencio.
-       -Estarás aquí los días que yo quiera, semanas, meses… hasta que me aburra y decida ir a por otra de tus amigas. Yo te haré las preguntas que quiera, te vas a dar cuenta de que te conozco muy bien, pero eres tan desconcertante, que hay cosas que aun no se sobre ti. Tu responderás, si me gusta la respuesta no te pasara nada, pero si no me gusta, ¿quieres saber lo que te sucederá?
-       -¿Qué?
Yo no lo vi venir, pero lo sentí. Sentí el frío filo de un cuchillo haciéndome un corte en la parte superior de mi brazo derecho, grite, pero ella hizo que me callara pegándome de nuevo.
-      - ¡Cállate Virginia! Creí que eras mas fuerte, eso dicen. ¿Sois las mas perras no? Tiene gracia, yo creo que ladráis mas que mordéis. Bueno, que empiece el juego.

En esos momentos no sabría como describir mi miedo, mi agonía, las lagrimas volvieron a caer mientras ella solamente se reía y disfrutaba con mi sufrimiento, esperaba impaciente la pregunta, no entendía nada de lo que sucedía, que ilusa. Soy Virginia, una de las participantes del “Reto” y acabo jugando a un juego con una desconocida. Es increíble, como un insignificante detalle hace que tu vida cambie en cuestión de segundos, cerré los ojos, ¿por qué? A día de hoy sigo con esa duda, ya que teniéndolos abiertos tampoco veía nada. Creo que cuando una persona cierra los ojos fuerte, ante un acto que no le gusta o le puede hacer daño, como reacción a un reflejo, pretende evadirse. Protegerse, como si al no verles a ellos, ellos no le pudieran ver.
-       -Quería empezar con preguntas sencillas como por ejemplo, ¿fumas?

Trague saliva. Temía a responder si y que estuviera en contra, o a responder no y mentir, pero ella lo sabría, sabe quienes son mis amigas, sabe los juegos, es como si me hubiera espiado, como si hubiera formado parte de algún juego, quizás es una victima que busca venganza.
-       -Si.- Susurre.
-       -No te he oído.
-       -¡Si!- Dije mas alto

Emitió sonidos de negación, haciendo chocar la lengua contra los dientes repetidamente.
-       -Fumar mata.- Me hizo un corte en el otro brazo.

Volví a gritar. Me pego.
-       -¡Joder Virginia! Es que te lo estoy diciendo, no grites, no grites, no grites y vas tu y gritas. No grites, Virginia, aquí no eres la reina, lo soy yo.
-       -Estas loca.
-       -No. Solo me divierto.
Sentí como se me encogía el corazón “solo me divierto”.

-       -¿Te suena esa frase? Si, Vir, pretendo ser una copia de ti y tus amigas, una Queen, asíque veras que en algunas cosas soy igual que tu.
Me asombraba sobretodo, la normalidad y tranquilidad con la que lo decía, como si no le afectara, como si lo que estuviera haciendo fuera normal.
-       -¿Igual que yo? No me llegas ni a la suelo de los zapatos, soy capaz. Quiero seguir jugando, hazme preguntas, perra.
-       -¿Cuéntame, como empezó todo?
-       Eso no lo podrías imitar, necesitas amigas y dudo que tengas.

Entonces recordé, un mes después de que terminara el verano de hace dos años,  las cinco habíamos ido a pasar el fin de semana a casa de Ariana. A la casa que tenía en la playa. Como casi siempre nos quedamos viendo una película hasta bien adentrada la noche y después hablaríamos de nuestras cosas, pero digamos que esa película nos dejo marcadas. Se titulaba “Quiéreme si te atreves” era una película francesa.
Trataba de un chico y una chica, se conocieron desde que eran pequeños e inventaron un juego. Nada mas, exceptuando el juego, les importaba, trataba de ponerse retos el uno al otro. Jugaban con una caja en forma de tiovivo, quien poseía la caja, poseía el poder de proponerle al otro un reto, bajo la pregunta de “¿capaz o incapaz?” y el otro siempre respondía capaz. La verdad es que quedamos fascinadas, supongo que porque a base de los retos nada nos daría vergüenza, pero tal vez se nos fue de las manos. Cuando terminó la película propusimos hacerlo en la realidad. En vez de una caja en forma de tiovivo nosotras nos turnábamos una pulsera de abalorios sencilla. Al principio nos pareció divertido, nos retábamos durante las clases y con los alumnos mayores, pronto la gente se dio cuenta de que estábamos jugando y lo mejor es que perdimos el miedo y la preocupación por lo que la gente pensara de nosotras.
Como bien dije nos descontrolamos, dejamos de tener sentimientos. Nos proponíamos retos mas halla de lo que una persona podía soportar, jugábamos con ellos. Solo para intentar demostrar que éramos mas fuertes. Nosotras éramos las importantes y nadie mas debía objetar algo, era nuestro juego con nuestras reglas y nadie sabía cuando era ficticio y cuando real. A veces ni siquiera nosotras lo sabíamos, era entonces cuando el juego nos ganaba y teníamos que olvidar ese reto, pasar a otro. No buscábamos nada, pero lo queríamos todo.

-       -Imaginároslo, seriamos las reinas, la gente nos miraría sin entender nada, pero nadie nos haría daño.- Dijo Eli una vez decidimos que el juego iba a aumentar de nivel.
Entonces estábamos en el recreo, solo habían pasado dos semanas.
-       -Seriamos como una secta solo nosotras cinco.- Añadió.
-       -Nada nos importaría, ¿no? Seriamos las mas “fucker”.- Propuso Ariana.
A todas nos agradaba la idea de que ningún chico volviera a hacernos daño, la idea de no sentir nada, de jugar.

-       -¿Estáis proponiendo aumentar el juego?- Pregunto Serena.- ¿Como cuando Vir y yo apostamos que ella no conseguiría pillarse a Nate?
-       -¿Eso fue una apuesta?- Dudó Idoia por un segundo.- Creí que era venganza por lo que Taylor le había hecho.
-       -También.- Asentí.- Fueron varios motivos, sumándole que era Nate y que me lo puso tan fácil, mate dos pájaros de un tiro.
-       -La mas perra.- Admitió Eli.
-       -¿Queréis hacer eso?- Pregunte.- ¿Jugar con la gente?
-       -¡Si!- Un rotundo si por parte de las cuatro y otro que sonaba en mi cabeza ya que yo también estaba de acuerdo.
-       -¡Qué empiece el juego!- Finalizó Ariana.
Y así fue como empezó todo. Por una estúpida película que nos comió el coco, una especie de secta, un escudo.

Después de contarle la historia a la loca que me tenía atada a un palo, seguimos nuestra partida.
-       -¿Así que Nate solo fue un juego?
-       -¿Te sorprende?
-       -¿De ti?- Me levanto la camiseta y me hizo un corte encima del ombligo.

Contuve el grito.
-       -Eres ridícula. Los cortes demuestran que tienes sentimientos, deja de decir tonterías.
-       -¿Por qué haces esto?
-       -Aquí soy yo quien hace las preguntas, Virginia. ¿Por qué las reinas?

Ariana y yo habíamos pasado el día juntas, habíamos comido en el Mcdonalds y después fuimos a dar una vuelta por el parque. Nos sentamos en el campo, encendimos un pitillo.
-       -Nada mejor que fumar después de una riquísima comida en el “Macas”- Así llamaba Ariana al Mcdonalds.
-       -Ipod, ¡ya! Un “cherry bomb” y rematamos la tarde.- Cogió el Ipod y puso la canción.
-       -¡Dios! The Runaways, que jefas. Prométemelo Vir, este verano en America vamos a ser ellas, su sombra.
-      - Prometido, tu, yo y America. Va a ser lo mejor, esta claro.

La canción se cambio, “Queens of Noise” fue tan simple como eso. Mientras Ariana cantaba la canción lo vimos todo claro, seriamos las reinas.

-       -Seremos las reina, Aria, imagínanos, con los retos, sin preocuparnos.
-       -Las reinas del juego. Lo veo muy claro. Nos veo, imagínate, entrando en el campamento, con una canción como esta…- Dijo gesticulando con las manos.
-       -… a cámara lenta.- Comente entre risas mientras creábamos la imagen en nuestras mentes.- Enfocándonos de abajo a arriba, con nuestra sonrisa de “¡apartaros, aquí llegamos!”
-       -¡Una mofa!- Dijimos a coro mientras aplaudíamos la situación.
Desde entonces éramos las reinas del juego, las próximas cherry bomb, sin prejuicios, ni problemas. A las chicas les gusto y no hubo mas que hablar.

-       -¿Qué es “cherry bomb”?
-       -Es lo que tu llamas ser una perra. Ser una “wild child” chica salvaje, una bomba, hacer lo que quieras cuando quieras, en eso nos inspiramos.
-       -¿Ariana es tu mejor amiga?
-       -Es mi “hermana”, es demasiado importante, somos la misma persona en dos cuerpos distintos, nos conocemos perfectamente.
-       -Me gusta lo de “cherry bomb”. Quiero ser una.

Me reí. No le gusto, asíque volvió con la tortura, pero esta vez fue un profundo y lento corte en la barriga, no pude ocultar el dolor ni reprimir el grito, mientras ella decía:
-      - ¿Te atreves a reírte de mi? ¡Grita! ¡Quiero escuchar tus gritos! ¿Me tienes miedo?

Aparto el cuchillo y sentí como poco a poco la sangre caía por mi barriga. Apreté los dientes en un intento de evitar el dolor.

-       -Lo siento virginia.- Volvió a poner su voz de “ya te avise”.- Es que no piensas las cosas, soy la que tiene el cuchillo y te ríes de mi. Déjame curarte.

Me echo agua oxigenada y sentí como la herida escocia, me retorcí unos instantes. Después lo seco con un trapo o toalla.

-       -Yo no quiero hacerte daño, ya te dije que si haces las cosas bien no pasa nada, pero insistes e insistes.
-       -¡Estas enferma!- Grite.
-      - ¡Cállate!
-       - ¡Zorra! ¡Loca!

Seguí gritando insultos, finalmente se desquició y me quito los zapatos. Cogió mi cipo y lo encendió, lo acerco a las plantas de mis pies e iba alternando de pie derecho a izquierdo. Yo retrocedía mis pies y los movía de lado a lado, pero ella seguía los movimientos.
-      -  Por favor, ¡Para! Haré lo que me pidas pero para.
Gritaba y emitía sonidos de dolor. Después de unos cinco minutos apagó el cipo y lo lanzo, empezó a golpear todo lo que encontraba hasta que escuche un portazo, se había ido.
No conseguía calmarme, seguía llorando y de vez en cuando cogía aire para volver a expulsarlo en los siguientes segundos de gritos, quejas y habladurías con Dios, suplicas a Dios…
No conseguía una razon por la cual ella quisiera vengarse, o ser una de las nuestras, solo deseaba que esta pesadillas se terminara.
El juego seguía siendo el mismo, pero ahora yo era la victima.

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