lunes, 2 de diciembre de 2013

Breve descripción de lo que siento cuando te miro


Respiración pausada y pulso acelerado, nunca se si es bueno verte o si es algo malo. Tampoco si quiero ser vista o eres tu quien se esta ocultando, pero en cuanto se descubren tus ojos se que no tiemblo en vano.

Esa mirada cubierta de un verde apagado, la cual el sol ilumina dándoles mas entusiasmo, esa sonrisa pacifica que obliga a ser imitada y que hace de mi alguien pequeña al imponer su encanto. Entonces me cuesta entender, si te quiero o te odio, si te tengo o te pierdo, si me quieres o me olvidaste tras un sin fin de errores que nos han ido apagando.

Intento tranquilizarme al ver que mi piel confiesa que sea positivo o negativo lo que me produces es algo impulsivo. Puede que sea costumbre, vernos y volvernos niños, pues parece que no hemos avanzado. Puede que sea rutina, verme y decirme algo y verte y no poder ignorarlo. ¿Que hicimos mal para acabar tan alejados cuando no es ningún secreto que lo nuestro aun puede ser rescatado?

Miradas que al profundizar se bañan de un triste rencor que se intenta evitar, pero no olvidas el pasado.
Labios que se intentan controlar maltratados por la tentación de querer y no poder tenerte a mi lado.
Manos que se quieren tocar pero se castigan por miedo a volver a hacerse daño. Y es todo muy forzado.

Nadie tiene derecho a negar una verdad que provoca tanto anhelo. Pues cuando te veo algo en mi pecho se encoge al saber que estas tan cerca pero a la vez tan lejos. Y rebusco agitada entre los recovecos de mi mente intentando encontrar una solución factible que nos lo ponga fácil. Pero supongo que siempre nos hemos complicado, tal vez para mantener viva nuestra historia y no hacerla aburrida, en un estúpido pero eficaz intento de que este indefinido sentimiento no se apague.
Y escucho esa voz, diciéndome cualquier cosa, la mas mínima excusa para poder hablar, aunque sean segundos. Y no me importa lo que me diga, sea o no una evidencia, dudo de si es cierto o falso. Pues a pesar de que esa voz me calme, a su vez, me enloquece. Me hace recordar cada promesa, especulación, eternidad… de las cuales me habló y ahora son tan solo arrepentimiento, fracaso, angustia... Pero yo me las creí,

Es por eso que al verle, al escucharle, al oler su particular y suave olor, mi cuerpo se trastorna. Porque se mezclan pensamientos indecisos, sentimientos reales y contradictorios, preguntas indescifrables, recuerdos que confundo con sueños y sueños que con esfuerzo intento transformar en recuerdos. Lagrimas de tristeza, desesperación. Sonrisas contagiosas. Expectativas optimistas y defectuosas.

Fue tan grande que pudo con nosotros y no nos dimos cuenta y aunque intento ser poeta no sabría como poner en un poema que soy cobarde y tu también. Porque no es ningún secreto que al igual que cuando yo te miro mi cuerpo padece de impotencia y he de hacer un gran esfuerzo para controlar mis emociones, tus ojos me transmiten una ternura llena de angustia por no poder quemar todas esas tentaciones, por no poder quererme sin miedos. Soy cobarde porque escribo y luego callo. Y tu eres cobarde porque temes apostar por mi y que vuelva a fracasar.

No me puedes prometer la luna, ni yo asegurarte un gran final. Pero yo no quiero la luna y lo que si que te ofrezco es una estable felicidad, el amor que a nadie le di porque siempre fue tuyo, alguna discusión que acabara en palabras llenas de ternura, te ofrezco todo lo que soñaste cuando pensabas en mi y nunca llego a suceder, porque nunca se hablan de terceras, cuartas y quintas oportunidades, pero ya no somos dos niños y es por eso que a mi no me daría miedo apostar, aunque haya posibilidades de fracaso. Porque se que tu y yo nos lo merecemos, demostrarnos que podemos, que no todo esta perdido, que somos lo que somos por todo lo que hemos vivido y que hay algún lugar al que juntos podamos dar sentido.


No hay comentarios:

Publicar un comentario