Respiración pausada y pulso acelerado, nunca se si es
bueno verte o si es algo malo. Tampoco si quiero ser vista o eres tu quien se esta
ocultando, pero en cuanto se descubren tus ojos se que no tiemblo en vano.
Esa mirada cubierta de un verde apagado, la cual el sol
ilumina dándoles mas entusiasmo, esa sonrisa pacifica que obliga a ser imitada
y que hace de mi alguien pequeña al imponer su encanto. Entonces me cuesta
entender, si te quiero o te odio, si te tengo o te pierdo, si me quieres o me
olvidaste tras un sin fin de errores que nos han ido apagando.
Intento tranquilizarme al ver que mi piel confiesa que
sea positivo o negativo lo que me produces es algo impulsivo. Puede que sea
costumbre, vernos y volvernos niños, pues parece que no hemos avanzado. Puede
que sea rutina, verme y decirme algo y verte y no poder ignorarlo. ¿Que hicimos
mal para acabar tan alejados cuando no es ningún secreto que lo nuestro aun
puede ser rescatado?
Miradas que al
profundizar se bañan de un triste rencor que se intenta evitar, pero no olvidas
el pasado.
Labios que se intentan
controlar maltratados por la tentación de querer y no poder tenerte a mi lado.
Manos que se quieren
tocar pero se castigan por miedo a volver a hacerse daño. Y es todo muy
forzado.
Nadie tiene derecho a negar una verdad que provoca tanto
anhelo. Pues cuando te veo algo en mi pecho se encoge al saber que estas tan
cerca pero a la vez tan lejos. Y rebusco agitada entre los recovecos de mi
mente intentando encontrar una solución factible que nos lo ponga fácil. Pero
supongo que siempre nos hemos complicado, tal vez para mantener viva nuestra
historia y no hacerla aburrida, en un estúpido pero eficaz intento de que este
indefinido sentimiento no se apague.
Y escucho esa voz, diciéndome cualquier cosa, la mas
mínima excusa para poder hablar, aunque sean segundos. Y no me importa lo que
me diga, sea o no una evidencia, dudo de si es cierto o falso. Pues a pesar de
que esa voz me calme, a su vez, me enloquece. Me hace recordar cada promesa,
especulación, eternidad… de las cuales me habló y ahora son tan solo
arrepentimiento, fracaso, angustia... Pero yo me las creí,
Es por eso que al verle, al escucharle, al oler su
particular y suave olor, mi cuerpo se trastorna. Porque se mezclan pensamientos
indecisos, sentimientos reales y contradictorios, preguntas indescifrables,
recuerdos que confundo con sueños y sueños que con esfuerzo intento transformar
en recuerdos. Lagrimas de tristeza, desesperación. Sonrisas contagiosas.
Expectativas optimistas y defectuosas.
Fue tan grande que pudo con nosotros y no nos dimos
cuenta y aunque intento ser poeta no sabría como poner en un poema que soy
cobarde y tu también. Porque no es ningún secreto que al igual que cuando yo te
miro mi cuerpo padece de impotencia y he de hacer un gran esfuerzo para
controlar mis emociones, tus ojos me transmiten una ternura llena de angustia
por no poder quemar todas esas tentaciones, por no poder quererme sin miedos.
Soy cobarde porque escribo y luego callo. Y tu eres cobarde porque temes
apostar por mi y que vuelva a fracasar.
No me puedes prometer la luna, ni yo asegurarte un
gran final. Pero yo no quiero la luna y lo que si que te ofrezco es una estable
felicidad, el amor que a nadie le di porque siempre fue tuyo, alguna discusión
que acabara en palabras llenas de ternura, te ofrezco todo lo que soñaste
cuando pensabas en mi y nunca llego a suceder, porque nunca se hablan de
terceras, cuartas y quintas oportunidades, pero ya no somos dos niños y es por
eso que a mi no me daría miedo apostar, aunque haya posibilidades de fracaso.
Porque se que tu y yo nos lo merecemos, demostrarnos que podemos, que no todo
esta perdido, que somos lo que somos por todo lo que hemos vivido y que hay
algún lugar al que juntos podamos dar sentido.
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