Aprovecho esta entrada para agradecerle todo lo que ha hecho por mi, defenderme ante sus amigos y ante las mías, cuidarme y hacerme reaccionar cuando no tenía razón. Llamarme y animarme cuando no me sentía bien, preocuparse por mi en cada momento en el cual lo necesitaba e incluso cuando no. Secarme las lagrimas y convertir mis falsas sonrisas en inmensas carcajadas. Le agradezco su amistad en general, sus "buenos días" cuando eran malos, sus buenas noches después de haber sido despertado para contarle una de mis pesadillas y también se agradece sus llamadas, sus interrupciones cuando dormía, sus "algún día" que ojalá sean ciertos, cada vez que hizo que se me acelerará el pulso, se me encogiera el corazón, sonriera como una boba sin poder ponerme seria. Agradezco cada abrazo, cada "te quiero" o cada vez que dijo un simple "mari" con todo el cariño del mundo.
Lleva siete meses escuchando mis problemas, formando parte de ellos y de la solución, siete meses siendo mas que un amigo pero menos que un novio, siendo alguien especial, importante. ¿Fallarme? si pudo fallarme un par de veces, pero quien te quiere te hará llorar y me ha sacado mas sonrisas que lagrimas.
Ha sacado siempre lo bueno de mi, confío en el, quizás demasiado, pero nunca me arrepentiré de todo lo que le conté, todo lo que especulamos, y de el futuro que podamos o no tener juntos.
Tengo en un pedestal nuestras conversaciones, contigo es fácil hablar de cualquier cosa, me enseñas cosas que tengo que aprender, me riñes cuando hago algo mal y no pasa un día sin que hablemos de algo importante, porque tu en general eres importante.
Hay conocidos, y luego hay amigos. Él es un AMIGO, con letras mayúsculas.
Muchísimas gracias por todo, aunque subestimes lo que haces por mi hablar contigo me tranquiliza, eres una gran persona y tengo mucha suerte de ser lo que soy para ti.
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