domingo, 30 de marzo de 2014

Hablemos de ti y de porque no quieres hablar de nosotros.

-Háblame sobre el amor.
- ¿El amor? Ni si quiera se si existe, ni se lo que es el amor. Si alguna vez encuentro el amor, seguramente no me daré cuenta hasta que lo haya perdido. Y es que el amor es tan complicado. Una vez conocí a una persona que creía ciegamente en el amor.

"- Es tan sencillo y suena tan bien.

Joder, sonaba genial, tenía toda la razón. Era delgada y delicada como el caer de las hojas en otoño, pero tenía expresiones y gestos bruscos, era un libro abierto. Sonreía porque era soñadora, decía que el amor existía, era poeta o poesía. Y a él le gustaba por eso, porque le gustaban los poemas y los sueños y ella parecía transmitirlos en su olor a medio bote de perfume, pero un perfume muy suave y primaveral que a él le enloquecía. Él sin embargo, le transmitía una paciencia que la volvía impaciente, por eso siempre decía: "es tan sencillo y suena tan bien." 
Era sencillo quererse, se entendían y se divertían, era mas que suficiente. Por eso a ella le distraía y le dolía que él no quisiera ir más allá de un juego. Más allá de besarse sin llegar a enamorarse.
Y entonces ella le contó historias y poemas y le dijo:

- Hablemos de ti y de porque no quieres hablar de nosotros. Eres como una isla. Una de esas tormentas que no calan pero te hacen temblar. Alguien en quien reflejarse y con quien sentirse en unas vacaciones, como en verano. Sin horarios, ni normas. Sin pensarnos durante el día, amaneciendo los viernes y sábados. Y eso a mi me divierte, me hace feliz, me hace temblar. Haces que me sienta rodeada de un mar en calma, me transmites seguridad. Y se que no me harás daño, porque ninguno queremos llegar a sentirnos. Yo era una naufraga y tu me diste un lugar donde refugiarme hasta que dejara de sentirme perdida en un inmenso mar.
Él adoraba cada palabra que decía y cada gesto que hacía y sabía que ella estaría siempre ahí. Aún así, nunca quiso un "nosotros" porque le gustaba ser su isla. 

Y entonces llovió. Lluvia de esa que cae con suavidad pero moja igualmente, como ella. Pasaron meses desde que ninguno se escuchaba, parecían extraños cuando se veían. A veces se cruzaban y se saludaban como quién saluda a alguien tan solo porque le suene su cara. Otras veces se cruzaban y cruzaban algo mas que sus miradas, pero volvían a olvidarse. Hasta que un día ella volvió a repetírselo.
- Es tan sencillo y suena tan bien.

Y él, os lo juro, la quería y ella, aunque nunca lo dijo, también. Pero no sabían quererse bien; ella por impaciente, suicida y kamikace, por condicionar y limitarlo todo en un "ahora o nunca", porque estaba convencida de que era sencillo pero estaba equivocada, porque no le asustaba nada quererle si él a cambio le hacía feliz, por conformista; y él por miedo a querer o ser querido, por cobarde y no arriesgarse y es que no hay peor ciego que el que no quiere ver y él no veía que fuera tan sencillo, por inconformista. El error de los humanos, es convencernos de que nos queremos mucho cuando lo que deberíamos hacer es demostrar que nos queremos bien."

-¿Que sucedió al final?
- Ella dejó de luchar, porque él no le devolvía los golpes.
-¿Dejo de creer en el amor?
-Nunca. Dejo de creer en ellos. Pero ella siempre estuvo ahí y el siempre fue su isla. Hay amores que saben a victoria y otros que se ahogan en derrotas. De esos amores que deben guardarse en secreto, quizás porque son demasiado fuertes o demasiado débiles. Tal vez, porque no sea el momento ni el lugar y puede que nunca lo sea. Pero ella siempre le quiso aunque nunca lo dijo y él era una incógnita. Parecía que la quería, pero supongo que nunca lo sabremos.
-¿Era un amor imposible?
- No, ellos lo hicieron posible, era un amor pasajero, de esos que terminan pareciendo un viejo sueño, un tenue recuerdo.    

sábado, 29 de marzo de 2014

La interminable partida de ajedrez.

Y yo, paralizada por el orgullo
y el respirar de tu amor en mi nuca,
me desgarro con cada murmullo
que suplica que me quede
y me fume la distancia
que separa nuestras camas.

Y tu y el deslizar de tu dedo
cual artista, dudando desesperado.
Porque musas hay muchas
pero artistas pocos
y quiero que dibujes
mis curvas con tus ojos.

Haces que parezca tan complicado quererme
cuando yo te lo pongo en bandeja.
Y haces que quiera rendirme,
porque nos veo sin rumbo
y yo deje de ser naufraga para no estar a la deriva,
porque me trastornaba la idea de ahogarme
sin haberte enamorado antes.

Chico de melena despeinada
hacia tiempo que no sabia nada
ni a nada
y ahora me has vuelto a dejar con la duda
de si se puede amar
o el amor es una incógnita
que debemos despejar, alejar y olvidar.

Y somos como una partida de ajedrez
que ni Bobby Fischer sabría ganar
pura estrategia, robando reinas
comiendo peones, haciendo jaque
pero no te atreves a decir "mate"
sacando de quicio hasta mis medias sonrisas.

Pareces tener miedo al olvido,
a no saber donde buscarme
cuando ya me haya ido.
Me dejas ganar a veces y otras
me dejas perder.

Y hacemos interminable nuestra historia
por una interminable
partida de ajedrez.

"Te quiero, en serio. Te adoro tal y como lo entendemos."

En el mas puro y sincero significado de la palabra
yo si que te quise
y es una pena no haber sabido jugar bien
a un juego tan entretenido,
pero creo que ya ha llegado el momento
de acorralar a tu rey.

Pestañeo, con el susurrar de tus miedos, pero no me eres sincero. Dicen que si un escritor se enamora de ti, nunca mueres. Y estoy empezando a pensar que vas a ser inmortal. Pero niego que mi corazón se acelere cuando te veo, porque de nada me sirve tener miedo de querer a alguien y de que ese alguien me quiera. Y estoy asustada, porque tus dudas se vuelven mis poemas y parece que ya no padezco si no es contigo. Porque si me quieres solo tienes que repetírmelo "Te quiero, en serio. Te adoro tal y como lo entendemos." Como aquella vez, pero esta vez con dos cojones y que suene a verdad o que lo sea. Y entonces me dejaras marchar y yo saldré corriendo y tiraremos el tablero y jugaremos al destino que suena mas divertido.

sábado, 22 de marzo de 2014

Yo era feliz entre tanto caos.

Parecía mentira que me robaras de esa forma el aliento,
haciéndome el amor con la mirada, 
uniendo en cada verso mis lunares 
y cada risa o sonrisa era otro poema escrito sin prisa.

Lo prohibido resulta mas difícil 
y lo difícil resulta mas tentador.
Y tu, eras el sabor de la victoria,
que desgaste con cada una de nuestras derrotas.
Y ahora me sabes a infierno.

Como un león, 
yo era la reina de nuestra selva,
de nuestro imperio construido
entre las ruinas
de la catástrofe que nos perseguía,

del huracán del pestañear de tus ojos,
del terremoto del pisar de mi tacones,
mientras te pisaba a ti los talones.

Y yo era feliz, entre tanto caos
que aumentaba con cada beso
mi nivel de adrenalina.
Cada beso digo...
Besos contados los que nos dimos,
a escondidas.

Y tu eras feliz, teniéndome en tus brazos,
a oscuras.

Y salió el sol.
Y me soltaste.
Y me descubrí en medio de un caos.
A solas,
sin el pestañear de tus ojos, 
sin mis tacones
y ya ni de lejos, te pisaba los talones.

Y ahora,
que me abandonaste,
vuelves con esa desgastada sonrisa
y esa mirada imprecisa,
desganada,
bañada por el fluir de tus lágrimas,
del reflejo de un roto corazón que a su vez rompió el mio.

Busco en alguno de mis fragmentos el valor
para decirte que te quedes
y me beses
y me dejes esta vez,
después de meses,
quererte. Y dejarme querer.

Pero el desconfiar de mi forzada sonrisa miente
negándote el permiso para estudiar de nuevo 
las constelaciones de cada lunar de mi cuerpo
y te prohíbe que me enredes con tus besos.
Que me engañes,
de nuevo.

Y mintiendo,
con una excelente interpretación,
te pido hoy que me niegues tu cariño
que rechaces mis ganas 
de empaparte de amor.
Que me obligues a creer
que jamás seras mio 
y de un suspiro
me olvide
de que lo fuiste alguna vez.