sábado, 26 de enero de 2013

Elegante pero letal.


La vida es un cambio constante, lleno de injusticias. Cuando te das cuenta de esto, lo único que necesitas es encontrar un punto de estabilidad, de equilibrio, entre sentir y no sentir nada. Tienes esa sensación de que la gente pasa a ambos lados sin rozarte e incluso llegas a pensar que tu corazón ha dejado de latir y ahora es tu mente quien te guía. Y se repite en ella una y otra vez la misma pregunta "¿por qué?" Desafortunadamente, en  esta vida hay muchas preguntas y muy pocas respuestas.
Suelo cerrar los ojos cuando veo que estoy apunto de derrumbarme y finjo que paro el tiempo. Entonces, me tomo el necesario para analizar la situación y ver si verdaderamente merece la pena pasar este mal trago o si cuando los abra voy a poder sonreír. Normalmente sonrío y por mucho que me cueste intento buscar el lado positivo, que aunque cueste encontrarlo, siempre lo hay.
Muchos me llevaréis la contraria y estaréis pensando en situaciones terribles que os han pasado sin comprender como tengo el coraje de decir que hay un lado positivo. Sois entonces del primer tipo de persona que mas adelante definiré.
Suelo también imaginarme que la vida es un camino de hoyos. En el cual tu empiezas a caminar y te encuentras al borde de uno, entonces solo puedes hacer una cosa, saltar. Y es cuando empiezas a caer. Hay dos tipos de hoyos, están “los hoyos fugaces" que son aquellos en los cuales caes rápido, te haces daño y sales lo antes posible. Y los otros son “los hoyos de caída libre", son los peores, consiste en caer al hoyo y no tocar fondo hasta dentro de mucho. Entonces tu caes y te ves cada vez mas abajo. Pasa un mes y sigues cayendo y otro mes y estas mas abajo, cada vez mas hundido, pero aun no tocaste fondo. Estos hoyos pueden durar una eternidad hasta que te des el gran golpe. Pero lo bueno una vez tocas fondo, es que solo podrás subir. Los primeros hoyos suelen ser “hoyos fugaces”, caer y salir, caer y salir. En el cuarto hoyo, una vez sales te dices a ti mismo "yo esto ya lo he vivido" y empiezas a comprender que la vida tiene sus mas y sus menos. En el quinto hoyo ya tienes experiencia y sabes que va a pasar, poco a poco empiezas a ver donde esta el truco. Y llega el sexto hoyo, el que te hace crecer como persona y ver que no eres el único que cae en las trampas del camino de la vida, en las imperfecciones de este paraíso.
 Y en el séptimo hoyo, empiezas a notar el cambio, a ver tu evolución, a "madurar" si se te da la oportunidad y a definir que tipo de persona eres.
Porque efectivamente, considero también que en esta vida hay dos tipos de persona. El primer tipo, ya mencionado antes, son aquellos que caen dentro de un hoyo, cruzan los brazo y se ponen a llorar sin pensar si quiera como salir de ahí, los débiles.
El segundo tipo de persona, engloba a todos esos que se caen, y seguidamente se ponen en pie, por mucho daño que se hayan hecho, se quitan el polvo de los hombros y se ponen a escalar. Sabiendo que si tardaron tres meses en llegar hasta el fondo, tardaran quizás mas de siete en salir y sabiendo que en cuanto lo consigan, caminaran dos metros hasta encontrarse con su próximo hoyo y no les quedará otra que saltar.
Es entonces cuando sales de tu octavo hoyo, miras a tu alrededor y ves que la vida deja de ser un camino, para ser una explanada. Y empiezas a tener el poder sobre ti, a tomar decisiones. Incluso a veces consigues esquivar algún hoyo sin necesidad de caer dentro. Otras veces serás un insensato y retrocederás para caer en un hoyo en el que ya habías estado antes, quizás porque pensabas que aun había algo de valor ahí abajo o tal vez fue un simple error de principiante. Y un día te despertaras con tu propia pala, para cavar hoyos en caminos de otra gente o hacer que desaparezcan para siempre.
Cuantas mas vueltas le doy a la vida, mas convencida estoy de que las cosas suceden por algún motivo, por el mero hecho de que tenía que ser así y no de otro forma. Y si no, pensarlo de este modo. Si no tenía que pasar ¿porque sucedió? Muchos dicen que es el camino fácil  creer que todos somos marionetas del destino y que nuestros errores eran necesarios en este mundo, así nos quitamos la culpa. Pero a mi me resulta complicado e imposible pensar que todo lo que ocurre es una casualidad. Serian demasiadas casualidades, demasiadas cosas que sucedieron así, sin mas. Yo no me lo creo. Por eso no me arrepiento de nada de lo que hago, mis errores me definen como humana, y estoy segura de que dan vida a muchas cosas buenas que me pasaran en el futuro, Por eso equivocarse es necesario. Una persona se atrevió a decirme una vez que no éramos nadie, que equivocado estaba.
Si la vida fuera un río que desembocara en el mar, naceríamos como "pezqueñines", protegidos y cuidados día a día hasta convertirnos en "peces gordos" y finalmente adentrarnos en el océano. Y en el océano hay mil millones de especies, desde elegantes y letales medusas, hasta enormes tiburones y pequeños peces payaso, anémonas y algas y cada ser, por muy pequeño que sea, tiene un nombre, su propia forma de sobrevivir y es esencial en el mar. Pasa lo mismo con los humanos, todos somos alguien, con nuestra capacidad y nuestras cualidades, que nacimos para sobrevivir en el "camino de hoyos" y que aprendemos día a día. Hay gente mala y gente buena, personas que destacan por su indiferencia. Como ya dije, llega un momento en la vida en el cual solo buscas ese punto de estabilidad, para poder seguir adelante aunque se te venga el mundo encima. Sacas esa fuerza que ni conocías para despertarte cada día con una sonrisa y te enfrentas a la gente, finges superioridad y dejas de tener miedo para dejar de ser pez payaso y volverte una medusa. Elegante pero letal.

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